A LA DERIVA
El hombre sintió una mordedura en su pie, y cuando miró vió dos gotitas de sangre saliedo por la piel, revisó y vió una Yararacusú errollada sobre sí misma, sacó su machete de la cintura que cayó de plano dislocando las vertebras del animal. Miró la mordida y se puso un pañuelo en la pierna pero el dolor iba aumentado hasta la pantorrilla y los puntos se volvían violáceos, así llegó hasta su casa donde se tendió en el suelo, ya el dolor y la inflamación eran mayores, sentía una sed inmensa y sequedad de garganta, a penas podía hablar, pero llamó a su mujer y le pidió caña, ésta se la trajo en un vaso, que él tomó de forma inmediata sin sentir el sabor, por lo que le reclama a la mujer que le había pedido caña, no agua, ella preocupada le respondió que caña fue lo que le había traído, pero él le pidió más. La mujer trajó más caña que el hombre tomó seguido dos vasos pero no sintió nada en la garganta. El hombre miró como su pierna se ponía lívida con un color oscuro gangrenoso y el dolor hasta la ingle, cuando trató de pararse no pudo ya que un vómito fulminante lo detuvo. El hombre no quería morir así que se arrastro hacia su canoa y comenzó a palear hasta el centro del Paraná, allá la corriente del río lo llevaría hasta las inmediaciones del Tacurú-Pacú. El hombre ya sin energía pudo llegar hasta el medio del río, pero sus manos adormecidas dejaron caer la pala y otro vómito pero ahora de sangre lo debilitó aun más, miró al sol que ya se trasponía en el monte. La pierna deforme hasta el muslo y el dolor, pensó que sin ayuda no podría llegar hasta Tacurú-Pacú y decidió pedir ayuda a su compadre a pesar que estaban disgutados, bajó de su canoa y llamó a su compadre Albes,con voz apagada, varias veces pero éste nunca lo escuchó, así regresó a la canoa y volvió al río que lo llevó a la deriva. El Paraná core allí, en el fondo de una inmensa hoya cuyas paredes altas encajonan fúnebremente el río, el paisaje es agresivo y reina en él un silencio de muerte. El sol había caído ya, y el hombre semitendido en la canoa tuvo un violento escalofrío, de repente se sintió mejor, levantó la cabeza y sintió alivio del dolor y pudo tener una inspiración, el veneno comenzaba a irse, no había duda, se hallaba casi bien aunque no tenía fuerzas, pensó que dentro de tres horas estará en Tacurú-Pacú, el bienestar avanzaba y con el una somnolencia llena de recuerdos, ya no se sentía nada en la pierna ni en el vientre. El cielo, al poniente, se abría ahora en pantalla de oro, y el río se habría coloreado también, sobre este río de oro la canoa derivaba velozmente, girando a ratos sobre sí misma, el hombre que iba en ella se sentía cda vez mejor, pensando en el tiempo que había pasado sin ver a su ex patrón. De pronto sintió que estaba helado hasta el pecho, y la respiración también.....el hombre estiró lentamente los dedos de la mano y cesó de respirar.
COMENTARIO: Este cuento trata sobre lo peligrosa que es la mordida de serpiente, que se debe de tratar de inmediato, la lucha del hombre y la naturaleza, relata la muerte lenta del hombre que fue mordido por la Yararacusú que en su búsqueda de ayuda muere sin asistencia y solo a la deriva por el río.